Una historia
clínica y examen físico completos son indispensables para realizar un buen
diagnóstico. Se debe enfatizar en el interrogatorio sobre algunos factores de
riesgo, como exposición ocupacional al sol u otros cancerígenos, posibles
causas de inmunosupresión e historia previa de cáncer de piel(11).
El
diagnóstico clínico del cáncer de piel debe confirmarse mediante estudios
histológicos. Se realiza una biopsia por sección (desde la parte superior de la
lesión hasta la mitad de la dermis) con anestesia local. Se utiliza la biopsia
en sacabocados (extracción de una porción circular pequeña de tejido similar al
corte de una galleta) si se sospecha que el tumor se encuentra en las capas más
profundas de la piel(1). La muestra se examina para determinar el
diagnóstico clínico e identificar las características de las distintas
clasificaciones.
Debe ser amplia e incluir la base del tumor con el fin de
tipificar el carcinoma basocelular y detectar los patrones mixtos(12).
La muestra no debe manipularse con pinzas a fin de no maltratarla, y debe ser
depositada en formol amortiguado al 10%. El espécimen debe ser orientado y
enviado con una descripción completa de la lesión, un resumen de la historia
clínica y un esquema de la lesión, demarcando el sitio de donde fue practicada
la biopsia.
En general, el
diagnóstico se establece basándose en la conexión
epidérmica, la retracción y
mucina estromal, las imágenes
de apoptosis y las figuras de mitosis(5).
Los criterios diagnósticos de carcinoma
basocelular se basan en(6):
- Características clínicas del tumor y evolución
de la lesión.
- Características dermatoscópicas: criterios
negativos de lesión melanocítica y un criterio positivo de carcinoma
basocelular.
- Histopatología: es la regla de oro del
diagnóstico de carcinoma basocelular.
La clasificación tumoral basada en el tumor
primario, la extensión o no a los ganglios regionales y la presencia o no de
metástasis a distancia, se desglosa en las siguientes tablas:
Los cinco signos de advertencia del carcinoma basocelular son(3):
1. Una lesión o úlcera abierta que sangra, supura, o forma una costra y
permanece abierta durante unas semanas, tan sólo para cicatrizarse y luego
sangrar de nuevo. Una lesión persistente
que no cicatriza es un signo frecuente de un carcinoma basocelular incipiente.
2. Una mancha rojiza o zona irritada, que aparece frecuentemente en la
cara, el pecho, hombros, brazos o piernas. En algunas ocasiones esta mancha
forma una costra. También puede causar picazón y otras veces no produce ningún
tipo de molestia.
3. Protuberancia brillante, o nódulo, perlado o translúcido, generalmente
de color rosa, rojo o blanco. Esta protuberancia también puede ser de color
tostada, negra o marrón, especialmente en personas de cabello oscuro, y puede
confundirse con un lunar.
4. Bulto rosado con un borde redondeado, ligeramente elevado, y una
hendidura con costra pequeña en el centro. A medida que esta lesión crece
lentamente, puede aparecer pequeños vasos sanguíneos en su superficie.
5. Aparece cicatriz de
color blanco, amarillo o ceroso, que por lo general tiene bordes indefinidos;
la piel se ve brillante y tirante. Este signo de advertencia puede indicar la
presencia de un carcinoma basocelular invasivo que es más grande de lo que
parece en la superficie.
Una
vez establecido el diagnóstico, la clasificación y la gradación
histopatológica, se recomiendan las modalidades específicas de tratamiento.
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